Los plásticos han tomado el control sobre nuestras vidas dominando cada uno de los rincones de nuestro planeta. Si miramos a nuestro alrededor nos daremos cuenta de la enorme cantidad que de este material habita junto con nosotros. Lo encontramos en cualquier lugar de nuestro hogar, en el supermercado envuelto en los alimentos e incluso en las prendas de ropa.
Esto supone una gran problemática en los ecosistemas con un gran impacto medio ambiental. En consecuencia, incide en la salud de todas las especies de la Tierra, incluida la humana. El plástico está considerado un material no biodegradable, es decir, que tarda miles de años en degradarse. Esto es porque su principal composición está basada en derivados del petróleo como los polímeros.
Según datos oficiales toneladas de plásticos van a parar todos los años a nuestros océanos con graves daños para las especies marinas. Cuando un plástico se desecha no se degrada como otros materiales naturales, sino que se va descomponiendo en trozos más pequeños. Estos trozos son ingeridos por muchos peces que luego van a parar a nuestras mesas, peligrando también nuestra propia salud al ingerir estos peces.
Como he mencionado antes, este material se encuentra también en muchas prendas de ropa como el poliéster, uno de los materiales más utilizados en la moda. Estas prendas contienen micro plásticos que no solo llevamos encima, sino que cuando ponemos una lavadora con ellas el agua residual acaba en los ríos y mares y, de nuevo, son ingeridos por los peces que acabamos consumiendo.
Fuentes científicas también aseguran que algunos componentes del plástico utilizados como recipientes pueden acabar contaminando el contenido. Sería el ejemplo de las botellas de plástico que contienen el agua que ingerimos.
Como podemos apreciar el problema es de una alta gravedad. Está bien reciclar, apostar por prendas naturales como el algodón, etc. Todas nuestras buenas acciones suman, pero es necesaria una legislación desde los poderes gubernamentales que dictaminen el uso de materiales biodegradables y respetuosos con nuestro querido planeta.
Raquel Izquierdo Dasí