«Cuando yo era pequeño me encantaban los circos (…). Me llamaba especialmente la atención el elefante, que, más tarde supe, era también el animal preferido por otros niños. Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un peso, tamaño y una fuerza descomunales… Pero después de su actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba una de sus patas.
Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir».
Este relato es un extracto del libro «Déjame que te cuente» del terapeuta gestáltico y escritor Jorge Bucay. El elefante encadenado es un cuento filosófico que nos muestra como nosotros, al igual que el enorme elefante, vamos por la vida encadenados a nuestras creencias y miedos. El niño protagonista del cuento se preguntaba por qué el elefante no se escapaba pudiendo hacerlo. Parece ser que cuando era un cachorro, el pequeño elefante intentó soltarse de su encarcelamiento pero tiraba y tiraba con fuerza hasta su agotamiento sin poder soltar la estaca.
Pronto dejó de intentarlo y creció con la creencia instaurada de que jamás podría escapar. Por eso, aunque ahora es un enorme elefante con una gran fuerza que podría sacar la estaca con apenas un leve movimiento sigue pensando «no puedo». Del mismo modo, vamos por la vida con la creencia limitante «no puedo» proyectando un miedo inconsciente a no ser suficientes o válidos. Vivimos envueltos en nuestra cárcel mental y nosotros mismos nos limitamos y empequeñecemos. No obstante, al igual que el elefante podemos escapar de nuestras propias cadenas si así lo decidimos.
Los límites solo están en tu cabeza.
Raquel Izquierdo Dasí