El niño interior abarca todos aquellos comportamientos
automáticos que provienen de nuestros primeros años de vida. Todo lo que nos
marcó de una manera significativa y que quedó instaurado como patrón de
conducta haciéndonos revivir una y otra vez las mismas situaciones. Atender las
heridas del pasado es fundamental para tener una vida más elevada y
equilibrada.
El niño interior también representa todos aquellos sueños e
ilusiones que vinimos a desarrollar a esta vida. En la mayoría de los casos
estos quedan en el tintero, sin realizarse, debido a los paradigmas sociales,
culturales y familiares que heredamos como «correctos». Esto nos va alejando de
quienes somos realmente.
Por todo ello, prestar atención y cuidar la relación con
nuestro niño interior se vuelve necesario para alcanzar una vida plena, y
empezar a fluir con nuestro verdadero Yo.
Os dejo la siguiente meditación como apoyo para sanar el
niño interior y empezar a «escucharlo».
Raquel Izquierdo Dasí
@raquelidcoach